Coronavirus y el mercado laboral de las y los jóvenes

Todas y todos soñamos con un gran futuro desde pequeños. Nos proponemos metas hasta que llegamos a un punto de nuestras vidas donde pensamos: “quiero un trabajo estable, ayudarle a mis padres, destacarme trabajando mientras estoy ejerciendo todo lo aprendido. Quiero mi casa, mi carro, etc.” A todas y todos nos pasa, ¿no? Nos trazamos metas sin tomar en cuenta que un evento externo y brusco, como una pandemia, puede transformar el rumbo de nuestras vidas.

Soy recién egresada y creo que muchas/os compartimos este sentimiento de miedo, estrés, hasta frustración de cierto modo, cuando vemos la realidad actual y decimos: ¡WOW! estaba empezando a volar, a crecer, a sentirme independiente. Luego de haber superado una etapa de incertidumbre provocada por la crisis socioeconómica del 2018, ¡ahora esto!

Considero que la pandemia del coronavirus es como una cachetada justo en mi estabilidad laboral, emocional y económica. Sobre todo, cuando ya sabíamos de antemano lo difícil que es para las y los jóvenes recién egresados de sus carreras entrar al mercado laboral nicaragüense. Y cuando digo que es difícil, me refiero a las exigencias de las vacantes con experiencia laboral previa, la cual en nuestro caso va de la mano, generalmente, con una baja remuneración salarial porque estamos iniciando nuestro desarrollo profesional. Sin embargo, hay otras limitaciones que funcionan como barreras de inserción laboral para este segmento de la población. 

En Nicaragua 6 de cada 10 personas, se encuentran en el subempleo. El sector informal representa alrededor del 70 por ciento de la economía nacional. Y ahora el coronavirus genera pérdidas y más desempleo. ¿Cuáles opciones nos quedan a nosotros, las y los jóvenes sin o con poca experiencia laboral?; ¿el desempleo? ¿el subempleo[i]? ¿el trabajo informal[ii]?

Al ver la magnitud de esta situación, pensamos en nuestro futuro y bienestar, ¿verdad? Es normal que sintamos temor. No es un miedo infundado. La Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (FUNIDES) estima que la tasa de desempleo abierto puede aumentar este año entre 7.3 y 9.2 por ciento como consecuencia de la pandemia por el COVID-19. O sea, que a final de año habrán más de 238 mil personas desempleadas en Nicaragua.

Exploremos nuestras capacidades y habilidades

La crisis sanitaria provocada por el coronavirus en el país es realmente triste y a todas y todos nos genera incertidumbre. Sin embargo, se dice que las y los jóvenes de hoy somos la generación del futuro y que tenemos una gran capacidad de adaptarnos a las diferentes realidades socioculturales de nuestro entorno. Sí, no hay duda. La pandemia vino a darle un giro de 180 grados a nuestra realidad. Pero ¿cuándo los millenials o zillenials, como nos llaman, hemos temido al cambio? Por eso, en tiempos de confinamiento y distanciamiento físico debemos explorar y usar nuestras capacidades para implementar un plan que nos ayude a adaptarnos a estos cambios.

Los y las jóvenes que en estos momentos tenemos la oportunidad de trabajar desde casa, debemos verlo como un nuevo reto. Es decir una nueva forma de medir nuestra productividad y desarrollar nuestro potencial mientras trabajamos en “pijamas”. Debemos de dar siempre lo mejor de cada uno y una y adaptarnos a esta transformación social que estamos viviendo.

Aprovechemos este tiempo, las y los que tenemos esa oportunidad, para capacitarnos tomando cursos en línea, participando en webinars, leyendo libros y realizando actividades que aporten a nuestro crecimiento personal e intelectual, como practicar o aprender un nuevo idioma. Estos aprendizajes pueden convertirse en herramientas personales que faciliten nuestra inserción laboral una vez logremos salir del confinamiento, o que nos permita ascender a nuevas posiciones si nos encontramos trabajando. De igual manera, creo que es necesario que el gobierno y la empresa privada diseñen incentivos concretos que estimulen la contratación de jóvenes, lo que además les permitiría a las empresas aumentar su productividad.

También es importante que se actualicen las vacantes disponibles en las plataformas en línea, además de crear, aplicaciones enfocadas en la inserción laboral de las y los jóvenes. Es muy común que nos lleguen mil notificaciones de vacantes donde piden más de 5 años de experiencia laboral y “haber viajado a la luna”, como requisito para el primer puesto de trabajo. Sería, de gran ayuda, contar con oportunidades de trabajo y pasantías en todas las empresas y organizaciones, así como una aplicación o sitio en línea que esté segmentado para las y los jóvenes. Estas acciones facilitarían y mejorarían nuestra inserción laboral.

Ciertamente son tiempos difíciles los que estamos viviendo. Enfrentamos muchas dificultades, no solo en el aspecto laboral, sino también emocional. Entiendo que esto es completamente nuevo. El cambio no es del todo una tarea fácil, pero como jóvenes nicaragüenses debemos apoyarnos los unos/as a los otros/as y alivianarnos de todas las formas posibles en estos momentos tan complejos.

Entiendo lo difícil que es pensar en el futuro en este momento, pero estamos juntas y juntos en esto y con apoyo mutuo, vamos a salir adelante.

[i] Cuando hablamos de subempleo, hacemos referencia a aquel trabajo cuyo horario laboral es mayor o menor que las horas establecidas por la ley, para el caso de Nicaragua serían 8 horas, y además de eso, con ingresos bajísimos.

[ii] El trabajo informal, no siempre se encuentra atado a bajos salarios, sin embargo, las y los trabajadores carecen de prestaciones sociales, y se encuentran vulnerables puesto que el sector informal se encuentra excluido de programas y políticas públicas de nuestro país.

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