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En tiempos de pandemia: ¿El agua y saneamiento es un privilegio para todos?

Por: FUNIDES | 25 agosto, 2020

La Organización Mundial de la Salud (OMS), cuando comenzó el brote del COVID-19 brindó unas series de recomendaciones para prevenir el contagio, dentro de las cuales, se encuentra el correcto lavado de manos con agua y jabón.

Es necesario detenerse a pensar que no todos los nicaragüenses tienen acceso al agua y jabón para lavarse las manos, el aprovechamiento que se le da al recurso en los hogares, las desigualdades  que hay en el acceso al servicio, y la costumbre del lavado de manos con frecuencia.

Tener acceso al agua de calidad[1], libre de todo tipo de contaminantes, ya sea para el consumo humano o para aseo personal y de manera segura es de suma importancia para estar sanos y prevenir futuras enfermedades. Los impactos palpables en la salud humana por falta de agua incluyen: falta de inocuidad de los alimentos, enfermedades de origen hídrico como la diarrea, envenenamientos, muertes, etc.[i]

Desde mi perspectiva, la frase más apropiada para indicar la importancia del recurso hídrico en nuestras vidas es: “el agua es vida”, aunque en nuestros contextos tenemos graves problemas con las 5 “C” [2] del agua  que no solo afecta en temas de sanidad para la prevención del virus, sino también repercute en la economía, educación, hasta la psicología y el género.

Nicaragua es un país que tiene un mayúsculo problema de desigualdad en el acceso al servicio de agua y saneamiento. Según el Informe nacional presentado al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en mayo del 2019[3], el 92.5 % de la población urbana del país tienen acceso a la red de agua potable y 47.1% al servicio de alcantarillados. En el caso de las zonas rurales el acceso a agua segura es del 54.90% y una cobertura de saneamiento del 50.04%[ii]. Siendo la zona rural la más afectada por no contar con acceso al servicio de agua y saneamiento.

Respecto al ámbito de género, el acceso al agua en las zonas rurales propicia desigualdad para las mujeres, donde no hay cobertura de agua en lugares remotos. Las mujeres, en especial las niñas y las jóvenes, pierden oportunidades de desarrollo personal con el único objetivo de dotar del vital líquido a sus familias, un problema que impacta en los temas de escolaridad y de economía familiar.

Viviendo en una sociedad que no tiene respeto, ni cultura de género es necesario pensar en las mujeres que no poseen instalaciones de saneamiento dentro de sus casas y que tienen que caminar a altas horas de la noche para ir a una letrina o realizar sus necesidades al aire libre, siendo estas aún más vulnerables a ser acosadas, abusadas o violentadas por no tener un inodoro dentro en sus casas o el fácil acceso al agua.

Muchas veces estando en nuestras casas, de manera inconsciente, no cuidamos ni utilizamos adecuadamente este recurso. Asimismo, la triste realidad de la mayoría de los hogares nicaragüenses es que tenemos racionamientos cada cierto tiempo, llegando a demorar en ciertas zonas  hasta más de 2 horas de camino para conseguir el vital líquido.

Aunque se han realizado campañas de concientización para preservar y cuidar nuestras fuentes hídricas, hay una gran mayoría de personas que ignoran la importancia de conservar este recurso que, en países del trópico como el nuestro, se ve altamente vulnerado antes los efectos del cambio climático.

Al realizar pequeños gestos como cerrar el grifo mientras no utilizamos agua al momento de  lavarnos las manos, la cara o los dientes, lavar los vehículos con agua reutilizada de las lavadoras, bañar a nuestras mascotas con cubetas, regar nuestro jardín por las noches, no regar las calles con mangueras y entre otras pequeñas acciones  nos ayudan a utilizar de manera racional el vital líquido y así, tomamos consciencia de lo importante que es para nuestras vidas y para todo el planeta.

Según un estudio que realizó el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) por cada dólar invertido en agua y saneamiento se ahorran cuatro dólares en salud pública, siendo el agua segura y de calidad un determinante para reducir y prevenir ciertas patologías. De esta manera se garantizan poblaciones sanas, aumento de la prosperidad (menos enfermos, menos días libres en el trabajo, se traduce en mayor productividad) y mejor calidad de vida en las personas.[iii]

El acceso al agua es progreso humano y nos dignifica, por eso utilicemos el recurso de manera racional. De igual manera, se debe recordar que el tener acceso al agua de calidad, segura, asequible y con acceso a saneamiento adecuado, no es un privilegio sino un derecho.


[1] El 28 de julio de 2010, se reconoció como derecho humano, el acceso al agua y saneamiento, a través de la Resolución 64/292 de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

[2] Las 5 “C” de la gestión de agua segura: Calidad, Cantidad, Costo, Continuidad, Cobertura.

[3] Los datos son resultados de las evaluaciones del año 2018



[i] Organización Mundial de la Salud (OMS). (2004). Relación del agua, el saneamiento y la higiene con la salud. Recuperado de https://www.who.int/water_sanitation_health/publications/facts2004/es/

[ii] Consejo de Derechos Humanos (CDH). (2019, mayo). Informe nacional presentado con arreglo al párrafo 5 del anexo de la resolución 16/21 del Consejo de Derechos Humanos, Nicaragua. Naciones Unidas. Recuperado de https://documents-dds-ny.un.org/doc/UNDOC/GEN/G19/019/37/PDF/G1901937.pdf?OpenElement

[iii] Organización Mundial de la Salud. (2015). Agua potable salubre y saneamiento básico en pro de la salud. Recuperado de https://www.who.int/water_sanitation_health/mdg1/es/


Las opiniones presentadas en este blog solo reflejan el punto de vista del autor. FUNIDES como un centro de pensamiento independiente no se atribuye posiciones de ningún tipo y se reserva el derecho de discordar con las opiniones del autor.

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